PEQUEÑA HISTORIA DE LAS PERLAS

¿Qué son las perlas naturales?. ¿Qué diferencia existe con las perlas cultivadas?

Las perlas son 'esferas' de nácar producidas por el cuerpo blando de moluscos bivalvos, alrededor de partículas extrañas que se introducen en él..

            Desde la antigüedad son consideradas como gemas o piedras preciosas, por su simetría y su particular lustre.

            Las perlas naturales se forman cuando un cuerpo extraño se introduce de manera natural en el interior del molusco, que reacciona cubriendo lentamente la partícula con una mezcla de cristales de carbonato de calcio (CaCO3) y una proteína llamada 'conchiolina', formando la sustancia conocida como nácar, que recubre también las paredes interiores de las valvas. Al cabo de un tiempo la partícula termina cubierta por capas de nácar, que acaban formando una perla, que tardará años en crearse.

 

            Las perlas son de tamaño, color y forma variables. El valor de la perla se determina en función de criterios varios pero pueden resu,irse en tres: una forma deseable (por ejemplo, las esferas perfectas o las "lágrimas", sin 'picados'), la rareza de su color (casi toda la gama entre el blanco y el negro) y naturalmente el brillo y el oriente. El brillo de la perla proviene de la reflexión luminosa en la superficie cristalina, mientras que la iridiscencia proviene de la refracción y difracción luminosas en las múltiples capas de nácar translúcido.

 

            Aunque las características estéticas y de tamaño son fundamentales en la valoración de una perla, el precio final depende en gran medida de las tendencias de la moda del momento. Y de la producción.

 

            Hasta finales del s XIX, había que bucear a pulmón para encontrar, después de cientos de inmersiones, y con fortuna, una perla. Ésta podía ser pequeña, defectuosa, rugosa, etc...Encontrar una perla bella, de gran tamaño (8-9 mm) y perfección era algo sumamente improbable (el escritor estadounidense John Steinbeck lo describe muy bien en su novela 'La Perla'). Su precios eran prohibitivos, sólo al alcance de las mayores fortunas.

 

            Algunas tienen nombre propio. La Perla Peregrina es una perla de tamaño y forma inusual, considerada una de las gemas más valiosas y legendarias de la historia de Europa. Descubierta en aguas del archipiélago de las Perlas en Panamá en el siglo XVI, pasó a manos del rey Felipe II, formando parte de las joyas de la Corona de España. La «Peregrina», prendida de un broche o joyel junto con el diamante «El Estanque», fue lucida por las sucesivas reinas que ocuparon el trono. La primera fue la británica María Tudor, fugaz esposa de Felipe II; la lució en su famoso retrato pintado por Antonio Moro (Museo del Prado). A su fallecimiento, la perla volvió a España.

 

            La reina Margarita de Austria-Estiria la lució con dicho broche en su retrato ecuestre terminado por Velázquez (Museo del Prado), y también su esposo Felipe III la lleva, prendida de su sombrero (sin el broche), en el retrato que hace pareja con aquel. Posteriormente fué propiedad de José Bonaparte y tras numerosos viajes y avatares, fue subastada el día 23 de enero de 1969 por la sala Parke Bennet en Nueva York. La mayoría de pujas se detuvieron en los 15.000 $. Hasta los 20.000 llegó Alfonso de Borbón Dampierre. El actor Richard Burton la adquirió (sirviéndose de un intermediario) por la extraordinaria cantidad de 37.000 $, como regalo a Elizabeth Taylor.

 

            En 2.011 las joyas de Elizabeth Taylor fueron subastadas y la perla alcanzó los 9 millones €.

            A mediados del s XIX, en los puertos japoneses, los pescadores recogían ostras con la esperanza de encontrar alguna perla que cambiara su fortuna. Hasta que un curioso muchacho japonés, Kotichi Mikimoto (1858-1954), hijo de un vendedor de fideos y nacido en un pueblecito en la isla de Toba, observó sistemáticamente las ostras en su medio y comenzó a creer en la posibilidad de cultivar perlas. Tras muchos ensayos infructuosos por fin dió con el procedimiento, patentando y estableciendo en 1.888 el primer cultivo perlífero de la historia, que revolucionaría el comercio de perlas.

 

            Hoy en día el cultivo y producción de todo tipo de perlas es una industria pujante que suministra género a los escaparates de todas las joyerías del planeta. Sin embargo sigue existiendo una demanda en el exclusivo y selecto mercado de las perlas naturales (no cultivadas), rarezas, muchas de ellas de ppios del s. XIX y anteriores, que alcanzan elevados precios.

 

            En nuestra subasta de Enero 2.017, el Lote 273, Unos pendientes largos de época, con una bella pareja de perlas naturales, batió el record de aumento de precio, rematándose en 9.500 €

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